Las Pirámides de Giza alcanzaron una alineación perfecta gracias al movimiento del Sol sobre la superficie terrestre, especialmente, durante los equinoccios
Las pirámides de Giza son tan antiguas, que incluso Cleopatra las consideraba ruinas. Sin embargo, tienen una alineación perfecta con la bóveda celeste. A pesar de que han pasado milenios desde su construcción, a los arqueólogos contemporáneos les costó trabajo entender cómo fue que los antiguos egipcios cuadraron estos edificios funerarios con los astros.
Después de décadas de búsqueda e investigación, un equipo de científicos de Harvard descifró la explicación detrás de este misterio histórico. Publicado en 2017 en Journal of Ancient Egyptian Architecture, demuestra que las Pirámides de Giza alcanzaron una alineación perfecta gracias al movimiento del Sol sobre la superficie terrestre —y la sombra que deja a su paso.
No es ninguna novedad que las Pirámides de Giza tengan una alineación que apunta hacia una constelación específica. Por el contrario, cada pico fue instalado justo debajo de las 3 estrellas que constituyen al cinturón de Orión.
A nivel religioso, los egipcios pensaban que este conjunto de astros correspondían a Osiris e Isis, algunos de los dioses más importantes de su panteón sagrado. La alineación de las Pirámides de Giza apunta directamente a esta constelación para que, al morir, el alma del faraón llegara directamente con Osiris, quien conducía el Juicio Final en el otro mundo.
Aunque esto explica a nivel cultural por qué se escogió esta orientación, científicos de todo el mundo se cuestionaban cómo fue que —sin tener tecnologías sofisticadas— los antiguos egipcios consiguieron esta precisión astronómica
Aunque las tres pirámides tienen errores mínimos de cálculo, la precisión viene específicamente del movimiento solar. Coincidentemente, explica el especialista, se trazaron a partir de la sombra que proyecta el Sol durante los equinoccios de otoño sobre la superficie terrestre. «Los egipcios, tristemente, nos dejaron pocas pistas», se lamenta Dash.
Hace 4 mil 500 años, los ingenieros egipcios utilizaron el equinoccio otoñal para trazar las tumbas en las que sus dirigentes políticos descansarían para siempre. Por ello, la alineación de las Pirámides de Giza dependió del movimiento del Sol a través del firmamento:
Para la investigación, Dash utilizó un método conocido como «vara de gnomon». El arqueólogo observó la sombra que hacía el Sol con este palo, durante el equinoccio de otoño de 2016. Al registrar el paso de la vara sobre el suelo, se dio cuenta de que emitía una sombra en intervalos regulares. Al final del día, consiguió una línea perfecta de este a oeste, como se aprecia en este gráfico.
Fue así, según su teoría, que los antiguos egipcios determinaron la alineación de las Pirámides de Giza. Aunque el experimento de Dash se realizó en Estados Unidos, la diferencia astronómica en Egipto es nula. Incluso después de milenios, la sombra que produce el Sol sobre la superficie terrestre durante el equinoccio sigue siendo la misma.
NG Ch