Despertó a la vida política al ver llorar a su padre con la muerte del argentino ‘Che’ Guevara y militó en el grupo guerrillero M-19, pero ahora Gustavo Petro busca dar el mayor salto en su carrera: seducir a millones de electores para convertirse en el primer presidente de izquierda en Colombia.
El exalcalde y senador de 62 años convirtió sus humildes comienzos y su pasado revolucionario en un movimiento que ha atraído a jóvenes y pobres con su discurso de cambio.
Petro enfrentará el domingo a otros seis candidatos, entre los que se destacan el centroderechista Federico Gutiérrez, el independiente Rodolfo Hernández y el centrista Sergio Fajardo, para definir quién será el reemplazo del presidente Iván Duque.
El candidato del Pacto Histórico es el favorito en todas las encuestas y la fuerte posibilidad de que gane preocupa a muchos, en un país tradicionalmente conservador e históricamente gobernado por líderes de derecha o centroderecha.
Conocido por sus apasionados discursos en el Congreso contra la corrupción y los grupos paramilitares, Petro -economista de profesión- dice que su despertar político empezó en 1967 cuando vio a su padre llorar viendo una fotografía del cuerpo sin vida del revolucionario argentino Ernesto ‘Che’ Guevara..
El político también recordó que se sintió conmovido por el asesinato del presidente socialista de Chile Salvador Allende. Fue entonces cuando se comprometió a luchar contra la ‘oligarquía’ que, según él, se enriqueció a costa de los pobres excluidos de las decisiones, la riqueza y el progreso.
Sus planes de cambiar el modelo económico subiendo los impuestos a los dueños de grandes extensiones de tierras improductivas y de alejarse de la dependencia económica del petróleo y del carbón para dar paso a energías limpias, asustan a inversionistas y empresarios.
En una reciente intervención ante miles de seguidores llamó al carbón y al petróleo ‘venenos’ y los comparó con la cocaína por su poder nocivo.
En su infancia despertaba la ira de sus profesores católicos al leer biografías políticas y obras de Karl Marx y de Federico Engels, pero su buen rendimiento académico en un colegio público le permitió cursar una beca de la carrera de economía en una universidad privada.
LA SOMBRA DEL PASADO
Aunque nunca combatió, lo persiguen sus años de militancia en el desaparecido grupo guerrillero M-19, que asaltó en 1985 el Palacio de Justicia en el centro de Bogotá, en un ataque que dejó casi un centenar de muertos.
El pasado violento del grupo rebelde se ha convertido en un fantasma con el que carga a cuestas y es usado por sus opositores para atacarlo.
Fue arrestado en 1985 por el ejército en posesión de armas y estuvo en una cárcel 18 meses, en los que asegura fue torturado por los militares.
Su elección en 2011 como alcalde de Bogotá, el segundo cargo más importante de Colombia después de la presidencia, se vio como una prueba de que la política era el camino a seguir por movimientos guerrilleros como las FARC, que finalmente se desmovilizaron en 2016 y formaron un partido político.
Su eventual victoria podría asegurar la continuidad en la implementación del acuerdo de paz que puso fin a cinco décadas de conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Petro promete que la cuarta economía de América Latina será inclusiva, con un sistema de banca pública que garantice crédito a bajo costo a pequeños y medianos empresarios, además de un sistema gratuito y universal de acceso a la educación terciaria.
Pero hacer realidad esas propuestas sería difícil con una economía débil, con una nueva generación de grupos ilegales armados dedicados al narcotráfico y miles de inmigrantes venezolanos buscando empleo, salud y educación.
Los críticos dicen que sus ideas son similares a las del difunto líder socialista venezolano Hugo Chávez. Petro niega que sus propuestas incluyan la expropiación.
Y aunque por primera vez en la historia la izquierda ganó alrededor de 50 de las 295 curules en el Senado y en la Cámara de Representantes, le sería difícil impulsar reformas a través del Congreso, aunque dice que buscará alianzas con el centro, la izquierda y movimientos minoritarios.
Petro, quien por tercera vez aspira a la presidencia, niega ser un populista como lo señalan sus críticos y dice que solo busca construir unos pilares que permitan vivir en paz.
Nacido en un pueblo del norte de Colombia y padre de seis hijos, es un lector obstinado, amante de la cumbia tropical, usa gafas y pulseras. Calza zapatos de marca y ha sido criticado por vivir en una lujosa casa en las afueras de Bogotá.
Luis Jaime Acosta / Nelson Bocanegra)