La popularidad del presidente chileno, el izquierdista Gabriel Boric, solo había descendido desde que inició su Gobierno el 11 de marzo. Tras un arranque complejo, sin embargo, la tendencia ha dado un vuelco luego de su discurso a la Nación, el pasado miércoles, según la encuestadora Cadem. Con una intervención donde pidió que la confianza se imponga al derrotismo, el mandatario logró que por primera vez en estos casi tres meses su respaldo crezca ocho puntos, de un 36% a un 44%.
Con un evidente descenso de la desaprobación, que bajó a 57% a 47% de acuerdo al mismo estudio de opinión, Boric logró empujar el respaldo a la nueva Constitución. Ante la consulta por la posición en el plebiscito del 4 de septiembre próximo, que definirá el destino del texto que afina la convención constitucional, los que lo aprueban pasaron de un 37% a un 42%. Es decir, el respaldo a la propuesta quedó a solo tres puntos de los que la rechazan –un 45%–, que estaba liderando los sondeos desde comienzos de abril.
El del 1 de junio fue un discurso ante el Congreso, cumpliendo una tradición democrática chilena, donde Boric no realizó un llamamiento explícito a aprobar al texto constitucional: “Ambas opciones son legítimas [aprobarlo o rechazarlo] y el Gobierno tiene el deber de garantizar que la ciudadanía se manifieste libremente en las urnas de manera informada”. Pese a ello, en otras ocasiones no ha ocultado que su Gobierno está por aprobar. El mismo presidente ha dicho que sea como fuere el texto será mejor que el actual. La Moneda ha desplegado una campaña publicitaria –criticada por la oposición, que la considera parcial– y algunos de sus ministros, como Giorgio Jackson, han señalado en las últimas horas que, si se rechaza la propuesta en septiembre, algunas de las reformas que busca el Ejecutivo no se podrán realizar.
Los resultados de la encuesta Cadem –un termómetro semanal de la política chilena, criticada en otros momentos por el actual oficialismo– representan una inyección de ánimo para La Moneda, tras un inicio de mandato adverso. Con crisis múltiples en desarrollo, pero sobre todo con un panorama marcado por los problemas de inseguridad y la alta inflación, Boric buscaba con su discurso cambiar el estado anímico y que el Gobierno retomara la agenda política, lo que ha sido complejo para el presidente y su generación que ha irrumpido en la primera línea de poder.
Sin mayor experiencia en el trabajo desde el Estado y con un país “fracturado” –como diagnosticó el propio Boric la semana pasada–, los desafíos son múltiples y complejos. A medida que se acerca el plebiscito, la sociedad chilena va tomando partido por una de las dos opciones y se polariza, en un referéndum que será obligatorio, a diferencia de las elecciones corrientes.
Es la primera vez que un presidente sube tantos puntos tras su discurso ante el Congreso, al menos desde 2014, según Cadem. Boric, que tiene talento de orador y sabe aprovechar estos espacios, en la noche del 1 de junio realizó una insólita cadena nacional –la primera de su mandato–, donde hizo una especie de resumen de su intervención de la mañana, que duró dos horas y 20 minutos. Al día siguiente, el jueves, tuvo un encuentro con las radios regionales. Según la encuestadora, además, el 63% evaluó cómo buena o muy buena la intervención de Boric y el 68% dice haberse informado del discurso del presidente de izquierda, que ayer comenzó una gira por Canadá, donde ya se reunió con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. El miécoles particiárá de la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, Estados Unidos.
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