Italia entró este jueves en una inesperada campaña electoral con comicios previstos para el 25 de septiembre, tras la decisión del presidente Sergio Mattarella de disolver el parlamento a raíz de la renuncia del primer ministro Mario Draghi.
«La situación política ha llevado a esta decisión», reconoció Mattarella ante las cámaras de televisión, al referirse al final de la coalición de unidad nacional que apoyaba el gobierno liderado por el economista Mario Draghi.
La renuncia del primer ministro abre una agitada campaña electoral, cuyos comicios deberán celebrarse el 25 septiembre, según confirmaron a la AFP fuentes del gobierno.
Draghi renunció oficialmente este jueves a su cargo después de que se desmoronara su coalición de unidad nacional, lo que genera también preocupación en los mercados y en Europa.
Se trata de una conclusión esperada después de que Forza Italia, el partido de derecha de Silvio Berlusconi, la formación ultraderechista la Liga de Matteo Salvini y el partido antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) se negaran a participar en un voto de confianza solicitado el miércoles por el primer ministro en el Senado.
La caída de «Super Mario», llamado a salvar a Italia en febrero del 2021 en un momento de crisis social, económica y sanitaria, ha generado fuertes reacciones en toda la península.
Según las encuestas, la mayoría de los italianos desean que Draghi siga en el cargo, una de las razones por lo que el miércoles dio marcha atrás y no confirmó su primera renuncia.
Sin embargo, no logró que los partidos de su coalición se alinearan en torno a un «pacto» de gobierno entre las partes que propuso en un denso y largo discurso ante el Senado.
La derecha, favorita
Las formaciones de derecha que formaban parte del Ejecutivo esperan ganar las elecciones y decidieron tumbar al primer ministro con el pretexto de no querer gobernar más junto con el Movimiento 5 Estrellas.
Por su parte, los antisistema, que abrieron la crisis la semana pasada, consideran que varios puntos de las leyes propuestas por Draghi son contrarias a sus principios y que han sido desmanteladas todas las medidas tomadas durante su precedente gobierno.
El fin del Ejecutivo de unidad podría beneficiar sobre todo a la coalición derechista encabezada por el partido posfascista Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), liderado por Giorgia Meloni, quien según los sondeos ganaría cómodamente las elecciones anticipadas.
«Estamos listos. Esta nación necesita desesperadamente recuperar su conciencia, su orgullo y su libertad», escribió este jueves en un tuit Meloni, de 45 años, líder de la extrema derecha, que podría convertirse en la futura jefa de gobierno de Italia.
Una perspectiva que preocupa a los europeos, dado que su partido, Hermanos de Italia, con el 24% de las intenciones de voto, aboga por una revisión de los tratados de la Unión Europea y hasta por su sustitución por una «confederación de Estados soberanos».
El comisario europeo de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, consideró «irresponsable» la deserción de los partidos de la coalición, mientras Bruselas esperaba que Draghi permaneciera en su cargo.
La OTAN pierde con Draghi un «pilar», un aliado precioso en su apoyo a Ucrania frente a Rusia, y temen la llegada al poder de personalidades cercanas a Vladimir Putin como Matteo Salvini.
El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó este jueves de «gran hombre de Estado italiano» y «socio de confianza» a Draghi.
Los mercados observan cuidadosamente la situación. El costo de la deuda de Italia volvió a subir y la Bolsa de Valores de Milán cerró con una caída de 1,6% el miércoles, una señal de nerviosismo por la incertidumbre en la tercera economía de la zona euro.