Pasear por un bosque, zambullirse en el mar o remar en una barca sin salir de casa. La realidad virtual recrea un mundo mágico que, además, contribuye a mejorar la calidad de vida de pacientes en rehabilitación muscular y estimulación sensorial.
A lograr este objetivo se ha dedicado la ingeniera biomédica Ana Rojo (Valencia-España, 26 años). Se crió alejada de las consolas, pero encontró en los videojuegos la llave para que los pacientes se adentren en un entorno inmersivo que les ayude mejorar la movilidad de las piernas.
A través de unos lentes enormes, los usuarios pueden seguir cómo un extraño vehículo volador o una barca se desplazan en esta plataforma de realidad virtual en función de la velocidad del pedaleo o del remo.
A sus 84 años, Teresa de Miguel es pionera en la residencia Valle de la Oliva, de la localidad madrileña de Majadahonda, a la hora de experimentar el funcionamiento de un andador robótico y sumergirse en una novedosa terapia que mejora la musculatura.
De Miguel conoce de sobra cómo es recuperarse tras una caída. “Cuando no me da el cuello, no me dan las piernas. Y cuando me fallan, me caigo. No sé cuántas veces me ha pasado ya”, comentó mientras caminaba concentrada en las imágenes que se suceden en los lentes de realidad virtual. Su empeño es ir sorteando los obstáculos que salen a su paso. “Es como si estuviera viajando”, dice. Cerca de ella, un fisioterapeuta maneja el andador robótico por control remoto.
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