Al final del Regina Caeli, Francisco expresa su dolor y preocupación por los ataques de Irán contra Israel y pide que se detenga toda acción «que pueda alimentar una espiral de violencia». A continuación, el Pontífice relanza la solución de los dos Estados: «Nadie debe amenazar la existencia de los demás, todas las naciones deben ponerse del lado de la paz y ayudar a israelíes y palestinos a vivir en dos Estados, en seguridad. Es su deseo legítimo y es su derecho».
«No más guerra, no más atentados, no más violencia, sí al diálogo y sí a la paz». La voz del Papa es solemne, como en todas las ocasiones en que resuena en una coyuntura crucial para el mundo. En plena tensión internacional por una escalada del conflicto en el polvorín de Oriente Medio, tras el ataque de anoche de Teherán a Israel con un enjambre de cientos de drones y misiles de crucero lanzados en tres oleadas, el Papa, desde la ventana del Palacio Apostólico al final del Regina Caeli, vuelve a lanzar un «sentido» llamamiento -como él mismo lo define- a la paz y a la negociación.
“Detener cualquier acción que pueda alimentar una espiral de violencia, con el riesgo de arrastrar a Oriente Medio a un conflicto bélico aún mayor.”