Uno de cada cinco adolescentes está en riesgo de caer en un uso adictivo de las pantallas, siendo más altas las probabilidades para las chicas que para los chicos; mientras uno de cada tres pasa más de seis horas diarias delante de una pantalla. Una situación que, en vista de la caída progresiva de la edad de primer contacto con las tecnologías, preocupa a los expertos por los impactos que pueda acarrear para la vida personal, social y académica de los jóvenes.
A través de una encuesta realizada a 930 jóvenes, padres y tutores sobre el uso que hace de las pantallas la población entre 12 y 17 años en situación de vulnerabilidad y exclusión social, la organización ha podido detectar dos variables principales: cada vez empiezan antes a usar dispositivos tecnológicos y existen diferencias significativas según el género.
La inmensa mayoría de los jóvenes de entre 12 y 17 años (96%) ya cuentan con un móvil propio; pero mientras los mayores de 14 años aseguran que su primer teléfono lo tuvieron a los 11,7 años, para los menores de 13 años la inmersión en las pantallas fue antes, a los 10,5 años. Esto es un asunto que, según señaló en la presentación del estudio Daniel Rodríguez, del Equipo de Estudios de Cáritas, despierta las alertas. Ya no solo por el acceso cada vez más temprano a las pantallas, sino porque «la mayoría de las aplicaciones, redes o páginas donde se abren perfiles son para mayores de 16 años», lo que resalta la importancia de educar desde la infancia a hacer un uso responsable de los jóvenes.
Además, el uso de las pantallas muestra también evidentes diferencias de género, siendo las chicas las más susceptibles de caer en un uso adictivo o abusivo de las tecnologías, aunque con factores distintos. Y es que ellas prefieren las redes sociales, mientras ellos optan más bien por los videojuegos. Según la encuesta, las chicas tienden a ser más activas en redes, generando muchas más publicaciones, lo que a su vez multiplica su exposición en Internet, en comparación con los chicos, que tienden a asumir en mayor medida el «rol de espectadores y jueces».
Hay que tener en cuenta que Cáritas considera «uso abusivo» cuando el tiempo de exposición sobrepasa las seis horas diarias; algo que realizan el 36% de los jóvenes encuestados. Es decir, uno de cada tres jóvenes pasa más de seis horas delante de una pantalla. En cuanto al término de «uso adictivo», la organización se refiere a cuando ya se genera un efecto de dependencia que termina afectando e interfiriendo de forma negativa en la vida cotidiana y que incluso puede acarrear dificultades para controlar el tiempo que se dedica a las mismas.
“El abuso de las pantallas puede conllevar o no una adicción. Relacionamos esta adicción con las emociones que las pantallas despiertan y consideramos que se da una conducta adictiva cuando el uso, o la ausencia de este, genera ciertos niveles de aislamiento, ansiedad, falta de control y dependencia”, explicó Rodríguez.
ELENA OMEDES / CÁRITAS