«Me puse tan feliz cuando escuché que la escuela iba a reabrir», le dijo la joven de 15 años a la BBC. «Me da esperanzas frente al futuro otra vez».
Alrededor de 200 jóvenes fueron a la escuela Sayed ul Shuhada, un número inferior a lo habitual debido a que muchas alumnas y sus familias se preguntaban si las clases realmente iban a comenzar o no y si sería seguro asistir.
Desde agosto de 2021, solo han permanecido abiertas las escuelas para niños y la primaria para niñas en la mayor parte de Afganistán.
Este miércoles, mientras comenzaba un nuevo año académico, se esperaba que las escuelas secundarias para niñas reabrieran junto con otros institutos.
Fue un momento particularmente conmovedor para las estudiantes aquí. El año pasado, más de 90 de sus compañeras de clase y personal escolar murieron en un ataque perpetrado por el grupo local vinculado al autodenominado Estado Islámico.
«El primer atentado suicida ocurrió muy cerca de mí», dice Sakina, mientras sus ojos se llenan de lágrimas. «Había mucha gente muerta frente a mí… No pensé que sobreviviría».
Sakina quiere reconstruir su vida después del bombardeo del año pasado y la toma de poder de los talibanes.
Abrumada por la emoción, hace una pausa antes de continuar: «Nuestra venganza contra las personas que hicieron esto será continuar con nuestra educación. Queremos tener éxito en nuestras vidas, para cumplir los sueños de nuestros mártires».
Al entrar a las aulas, las estudiantes limpiaban el polvo de los pupitres, pero ya algunos de los profesores murmuraban que, inesperadamente, la escuela tendría que cerrar de nuevo.
El funcionario local de educación del gobierno talibán, que nos había dado permiso para filmar en la escuela a principios de esta semana, le envió un mensaje de WhatsApp al director, diciendo que las escuelas secundarias de niñas permanecerían cerradas hasta nuevo aviso.
En privado, líderes talibanes admiten que el tema de la educación femenina es controvertido entre sus dirigentes más duros.