el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comunicó en un discurso este jueves la entrega de un paquete de ayuda adicional de 33.000 millones de dólares para Ucrania. El mandatario de 79 años propone utilizar los cientos de millones de dólares incautados a oligarcas rusos para facilitar el apoyo a kyiv.
Pero, como está siendo habitual últimamente en el líder estadounidense, volvió a meter la pata con un error que algunos opositores consideran como “vergonzoso”, mientras que otros hablan sobre un enésimo lapsus que evidencia su estado de salud: “Es alarmante”.
Biden intentó pronunciar la palabra “cleptocracia” durante el discurso, pero no consiguió hacerlo de una forma correcta.
“Vamos a apoderarnos de sus yates, sus casas de lujo y otras ganancias mal engendradas de la cleptoc-, sí, la cleptocracia y la klep, los tipos que son las cleptocracias de Putin”, dijo Biden a los periodistas con una risita autocrítica.
Intentando disimular la situación, explicó que, como ser humano, “hay días malos”, pero acto seguido, volvió a equivocarse y dijo erróneamente que Estados Unidos “acomodará” a los oligarcas rusos “y se asegurará de que tomemos sus ganancias mal engendradas”.
A principios de marzo, Biden también cometió un lapsus inoportuno. “Putin podrá rodear Kyiv con tanques, pero nunca conseguirá ganar el corazón y la mente de la gente iraní”, dijo el mandatario estadounidense, confundiendo a los ucranianos con las personas que viven en Irán. “¡Estamos con vosotros, estamos con vosotros!, repetía Biden, refiriéndose a los ucranianos.
Asimismo, esta semana, sus “saludos al aire” también han llamado la atención. Al final de su intervención el pasado viernes en Auburn, comienza a “saludar” sin tener nadie al lado. Tras el desconcierto del mandatario de 79 años, volvió a dirigirse al público presente levantando la mano para despedirse con una sonrisa y salir rápidamente del lugar.
Repetía, así, su lapsus del 14 de abril, esta vez en Carolina del Norte, en el que, tras una comparecencia de 40 minutos, el demócrata se giró para supuestamente, tenderle la mano a alguien. Pero allí no había nadie, lo que le hizo permanecer en silencio durante unos segundo y desorientado bajó del escenario.