Elon Musk suspende la compra de Twitter, hunde la acción de la compañía y a continuación se manifiesta «aún comprometido con la adquisición». Así transcurre la jornada del hombre más rico del mundo, que acordó la compra de la red del pájaro azul a finales del mes pasado por una cantidad de en torno a 44.000 millones de dólares y a un precio de 54,2 dólares por acción.
La operación depende de que se confirme que las cuentas falsas o de spam no sobrepasan el 5% del total, de manera que el valor de la tecnológica no quede reducido al replantearse el tamaño de una comunidad que se estima en 229 millones de usuarios diarios.
«Acuerdo de Twitter suspendido temporalmente a la espera de detalles que respalden el cálculo de que las cuentas falsas/spam representan menos del 5% de los usuarios», ha escrito el CEO del fabricante de vehículos eléctricos Tesla en su perfil de la red social, en el que se ha hecho eco de un artículo de Reuters sobre este asunto. Una ruptura del pacto podría conllevar el pago de una comisión de ruptura de 1.000 millones de dólares.
Twitter caía un 10% en la apertura de Wall Street a raíz de la incertidumbre que había alentado Musk con la publicación de ese mensaje. Cinco minutos después del inicio de la sesión, los títulos bajaban 4,47 dólares y se quedaban en 40,61 dólares por título.
El empresario salió entonces al paso y se manifestó «aún comprometido con la adquisición», nuevamente en su perfil público. Las acciones de una compañía relevante en un sector, el tecnológico, que ha cobrado especial peso en los índices norteamericanos, se movía al ritmo de los comentarios de este polémico empresario sudafricano. Fuentes cercanas a la compañía contactadas por Reuters exponen que el comentario inicial de Musk violaría las condiciones del acuerdo, pero el posterior compromiso con la operación habría frenado de momento cualquier reacción por parte de Twitter.
Musk ha puesto en duda que las cuentas falsas sean efectivamente menos que el 5% de todas las de esta red social, algo que oficialmente sería así desde el año 2013. El empresario está sembrando incertidumbre sobre si ese cálculo se ajusta a día de hoy a la realidad, lo que puede entenderse como una preocupación indiscreta por el estado de la empresa, como una estrategia de cara a renegociar el acuerdo a la baja o incluso como el primer movimiento para recular en esta operación millonaria de profundo calado y lucida exposición mediática.
Este viernes, mientras Twitter caía en Bolsa ante la posible espantada de Musk, se levantaba en contraposición la acción de Tesla, en la que el empresario ejerce como CEO. El fabricante vale más de 800.000 millones de dólares y ha llegado a superar el billón de capitalización, muy por encima del precio a la baja de Twitter. A Musk se le atribuye un 17% de las acciones de Tesla.
EL MUNDO