No ha sido fácil para las autoridades de Colombia, Paraguay y Estados Unidos armar el rompecabezas en que se ha convertido el crimen del fiscal antimafia Marcelo Pecci. Y es justo eso lo que han tenido que hacer. Ordenar las piezas de un homicidio, realizado por tres frentes diferentes en Colombia.
Cada vez hay más certeza de que la orden de matar a Pecci vino desde Paraguay y desde penales estadounidenses, donde narcotraficantes, que resultaron extraditados por los resultados investigativos del fiscal, hicieron una vaca para pagar el crimen, cometido a sangre fría en las playas de Barú, en Cartagena.
Mediante seguimientos, interceptaciones y testimonios, quedó claro que días antes del crimen llegaron dos emisarios de la organización con una orden concreta: contratar una oficina de sicarios que ejecutara el homicidio, y, así, las pesquisas no se dirigieran hacia Paraguay. Para evitar que se filtrara la información, la compartimentaron. El primer frente era justamente el contratista, que solo tuvo contacto con los dos emisarios. En el segundo grupo estaban los dos sicarios, que alquilaron las motos acuáticas y ejecutaron el crimen.
Un tercer frente era el de los llamados «campaneros», quienes hicieron los seguimientos a la pareja por las calles de Cartagena. La explicación de por qué se dividió el trabajo para cometer el asesinato es que, si alguno caía, no tenía conocimiento de la identidad de los cómplices, de quiénes pagaron por el crimen y qué acción tenían que ejecutar los otros delincuentes. La idea era no dejar huella.
Fue tal el nivel de confidencialidad que al parecer los sicarios no tenían claro que la víctima era, nada más y nada menos, el fiscal estrella de Paraguay.
Las autoridades tienen evidencias de que los sicarios seguirían escondidos en la ciudad de Cartagena y sus alrededores ante el cerco que se extendió por todo el departamento de Bolívar.
El video del crimen
Hay una prueba contundente en poder de las autoridades. Se trata de un video que captura el momento exacto en el que se ejecutó el homicidio. En la imagen se ve cómo el sicario, un hombre delgado, alto, de piel morena, se acerca a la silla donde estaba el fiscal, sacudiéndose la arena de su cuerpo. Disparó en tres ocasiones. Los impactos fueron fulminantes y a quemarropa.
En el video se ve cómo cae el fiscal, y el sicario, en medio de gritos y la confusión de la gente, corre de nuevo hacia el mar, en donde lo esperaba su cómplice. En la investigación también han sido claves los celulares de la pareja. Se encontraron imágenes del grupo de campaneros. Son cuatro personas que aparecen en videos y fotografías en diferentes calles, restaurantes y sitios que visitaron en la Heroica.
En Paraguay también avanza la búsqueda de quienes ordenaron el homicidio. Hugo Volpe, fiscal excompañero de Pecci, sigue el rastro de una organización compuesta por brasileños de origen libanés que pudieron haber participado del plan criminal. Incluso, en este país ya se firmó la extradición de uno de sus principales cabecillas, Kassem Mohamad Hijazi. Es claro, ya vienen capturas.