Fue una de las demoledoras frases del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su primera declaración después del tiroteo que este martes dejó al menos 18 niños de primaria y una maestra muertos en la Robb Elementary School, en Uvalde, Texas.
«Vivirán con eso por el resto de sus vidas», agregó.
«Hay mucho que aún no sabemos, pero sabemos que los padres nunca volverán a ver a sus hijos», dijo Biden.
«Perder a un hijo es como que te arranquen un pedazo del alma. Hay un vacío en tu pecho, sientes que vas a ser absorbido por él… Nunca es lo mismo», lamentó.
«Como nación tenemos que preguntarnos cuándo en el nombre de Dios vamos a enfrentarnos a los grupos de presión a favor de las armas; cuándo en el nombre de Dios vamos a hacer lo que en el fondo sabemos que hay que hacer».
«Este tipo de tiroteos masivos rara vez ocurren en otras partes del mundo. ¿Por qué?», planteó el mandatario.
«Tienen problemas de salud mental y disputas domésticas en otros países; tienen gente que está perdida, pero este tipo de tiroteos masivos nunca ocurren con la frecuencia con la que ocurren en Estados Unidos. ¿Por qué estamos dispuestos a vivir con esta carnicería? «, aseveró.
Y afirmó que la idea de que un chico de 18 años pueda entrar a una tienda y comprar dos armas de asalto «es simplemente errónea».
Hasta el momento, el tiroteo en Uvalde es el segundo con mayor víctimas en un colegio en la última década en EE.UU. Biden recordó en su discurso cómo hace diez otro tiroteo en la primaria de Sandy Hook en Connecticut dejó 26 personas muertas, incluidos 20 niños.
Señaló que desde entonces ha habido 900 tiroteos con armas de fuego en colegios estadounidenses, entre ellos el de la escuela secundaria de Parkland en 2018 con 17 fallecidos.
El presidente mencionó algunas de las escuelas que han sido foco de masacres: la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida; la escuela secundaria de Santa Fe, en Texas; y la escuela secundaria de Oxford en Michigan.
«La lista sigue y crece cuando se incluyen tiroteos masivos en lugares como cines, lugares de culto o, como vimos hace apenas diez días, en un supermercado en Buffalo, Nueva York».
«Estoy enfermo y cansado de eso», lamentó visiblemente frustrado.