En la primera de seis audiencias públicas, el panel de la Cámara Baja que investigó el asalto del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio de EE. UU., culpó al exmandatario Donald Trump de “intento de golpe” de Estado por sus esfuerzos para anular la victoria de su sucesor, Joe Biden. Tras revelar nuevas evidencias, el comité señaló que grupos de extrema derecha discutieron la necesidad de mantener a Trump en el cargo y que este habría apoyado los llamados de la turba de «colgar»
Donald Trump estuvo “en el centro” del peor ataque a la sede del Congreso de Estados Unidos en más de dos siglos. Así lo concluyó el comité de la Cámara de Representantes, que por cerca de un año investigó la insurrección del 6 de enero de 2021.
El comité describió, con impresionante detalle en el transcurso de dos horas en la noche del jueves 9 de junio, que no se trató de un hecho espontáneo sino de “un intento de golpe”, debido a que Trump «incitó a una multitud de enemigos domésticos» a atacar el Capitolio en un esfuerzo por «subvertir la democracia estadounidense» y anular las elecciones presidenciales de 2020.
En una exhibición casi cinematográfica destinada a captar la mayor cantidad de público posible, al ser emitida en horario estelar por varias cadenas locales, el panel conectó imágenes de la violencia junto con testimonios en vivo y declaraciones grabadas en video de algunos de los aliados y familiares más cercanos de Trump.
La primera de seis audiencias públicas ofreció revelaciones sobre lo que el congresista Bennie Thompson describió como una “conspiración en expansión de varios pasos destinada a anular las elecciones presidenciales”.
A continuación, los principales hallazgos divulgados:
El rol de los grupos de extrema derecha
Según los documentos judiciales, los miembros de Proud Boys y Oath Keepers discutieron desde noviembre de 2020 la necesidad de luchar para mantener a Trump en el cargo, por lo que reiteraron que no fueron actos espontáneos.
En esa línea de la investigación, resultaron cruciales las grabaciones y declaraciones del cineasta británico Nick Quested, que siguió durante varias semanas previas y durante el ataque a los Proud Boys.
Quested destacó que ese 6 de enero entre 250 y 300 miembros de ese movimiento estuvieron rodeando y revisando la sede del Legislativo.
Además, el panel publicó una reunión entre Henry ‘Enrique’ Tarrio, el entonces presidente de Proud Boys, grupo de ultraderecha, y otro movimiento extremista, los Oath Keepers, la noche anterior al ataque en un estacionamiento cercano.
«El 6 de enero fue la culminación de un intento de golpe, un intento descarado, como lo expresó un alborotador poco después del 6 de enero, para derrocar al Gobierno (…) La violencia no fue un accidente”, aseguró el representante demócrata Bennie Thompson, y presidente del comité investigador.
Varios manifestantes de extrema derecha declararon ante el comité que acudieron ese día al Capitolio porque Trump lo pidió.
“El presidente Trump convocó a una mafia violenta (…) Cuando un presidente no toma las medidas necesarias para preservar nuestra unión, o peor aún, provoca una crisis constitucional, estamos en un momento de máximo peligro para nuestra república”, señaló la representante republicana Liz Cheney, vicepresidenta del panel y quien lideró gran parte de la audiencia.
Los líderes de ambos movimientos y otros miembros han sido acusados de cargos de sedición por el ataque violento.
El panel afirma que Trump respaldó “colgar” a su vicepresidente
En la sala de audiencias, hubo gestos de sorpresa cuando Cheney leyó un relato tomado durante las pesquisas del círculo cercano de Trump. Varios aseguraron que después de ser informado de que la turba estaba pidiendo ahorcar al entonces vicepresidente Mike Pence, el mandatario respondió ante los presentes que tal vez su compañero del Ejecutivo “se lo merecía”.
El líder republicano se encontraba furioso debido a que Pence, presidiendo una sesión conjunta del Congreso, se negó a rechazar la certificación de la victoria de Biden, como el entonces jefe de Estado lo presionó a hacer de forma pública y privada.
Aunque Pence salió ileso, en la sede del Congreso se vivió “una carnicería”, relató en un testimonio desgarrador la oficial de Policía del Capitolio Caroline Edwards. La mujer narró que resbaló en la sangre de otras personas cuando los manifestantes la empujaron, por lo que sufrió lesiones cerebrales.
El motín dejó más de 100 oficiales heridos, muchos golpeados y ensangrentados, mientras la multitud de simpatizantes de Trump, algunos armados con tubos, bates y spray para osos, cargaron contra todo a su paso. Al menos cinco personas murieron, incluida una mujer a la que la Policía disparó.
Agentes de policía que lucharon contra la turba se consolaron unos a otros durante la sesión mientras revivieron los momentos de violencia. El oficial Harry Dunn empezó a llorar cuando las imágenes de la cámara corporal mostraron a los alborotadores golpeando a sus colegas con astas de banderas y bates de béisbol.
El Departamento de Justicia arrestó y acusó a más de 800 personas por la violencia de ese día, la redada más grande de su historia.
Trump desestimó a sus asesores y otras autoridades
Los testimonios difundidos en video mostraron cómo Trump se aferró desesperadamente a sus propias afirmaciones falsas de fraude electoral, llamando a sus partidarios al Capitolio el 6 de enero, cuando el Congreso certificaría los resultados, pese a que quienes lo rodeaban insistían en que Biden era el ganador legítimo de las elecciones.
En un videoclip nunca antes visto, el panel reprodujo una afirmación del exfiscal general Bill Barr, quien testificó, y en la que le dijo al presidente que las afirmaciones de una elección manipulada eran «tonterías».
Por otra parte, la hija del exgobernante, Ivanka Trump, sostuvo ante el comité que respetaba la opinión de Barr de que no hubo fraude electoral. “Acepté lo que dijo”, remarcó en referencia a que los comicios presidenciales fueron transparentes.
“En la mañana del 6 de enero, la intención del presidente Donald Trump era seguir siendo presidente de Estados Unidos a pesar del resultado legal de las elecciones de 2020 y en violación de su obligación constitucional de renunciar al poder”, subrayó Cheney.
La representante republicana, hija del ex vicepresidente Dick Cheney, también recordó el enérgico discurso de Trump esa jornada en el que instó a sus partidarios a dirigirse al Congreso para “luchar como el demonio” por su Presidencia.
Los investigadores señalaron que las acciones de Donald Trump, tanto entonces como ahora, representan una “grave amenaza” para la democracia de la primera potencia.
Pence dio aviso a la Guardia Nacional y no Donald Trump
Según la declaración en video del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EE.UU., Mark Milley, una de las más de mil personas que el panel entrevistó, fue el entonces vicepresidente Mike Pence, quien ordenó a las tropas de la Guardia Nacional que respondieran al ataque y no Donald Trump, como hasta ahora ha reiterado la Administración anterior.
Asimismo, Milley resaltó que el jefe del gabinete en ese momento, Mark Meadows, le dijo ese día que la narrativa para el público debía ser que Trump “todavía estaba a cargo” y no que se pudiera notar que el vicepresidente estaba tomando el control de la situación.
Pese a la difusión de nuevas evidencias, Donald Trump volvió a arremeter contra la indagación e incluso declaró que ese 6 de enero “representaba el mayor movimiento en la historia de nuestro país”.
Varios republicanos también desestimaron los hallazgos. El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, quien se vio envuelto en la investigación y desafió la citación del comité para una entrevista, calificó al panel como una “estafa”.
En las audiencias de las próximas semanas, se espera que el panel detalle la campaña pública de Trump para «detener el robo» y la presión privada que ejerció sobre el Departamento de Justicia para revertir su derrota electoral, a pesar de docenas de casos judiciales fallidos que atestiguan que no hubo fraude a gran escala.
MSN