Los talibanes cometieron cientos de asesinatos y violaciones de derechos humanos, entre ellas ejecuciones extrajudiciales y torturas, desde que tomaron el poder el año pasado en Afganistán, denunció este miércoles Naciones Unidas.
«No se puede negar que los hallazgos de nuestro informe son extremadamente serios», señaló Markus Potzel, jefe de la misión del organismo internacional en Afganistán (UNAMA), en una rueda de prensa organizada en Kabul.
Los talibanes han negado de manera constante las acusaciones de abusos de los derechos humanos desde que derrocaron al anterior gobierno respaldado por Occidente, pero un informe de UNAMA publicado este miércoles enumera numerosas violaciones.
LA ONU documentó 160 denuncias de ejecuciones extrajudiciales, 56 incidentes de tortura y malos tratos y más de 170 arrestos y detenciones arbitrarias contra ex funcionarios gubernamentales y miembros de las fuerzas de seguridad nacional desde agosto.
Los métodos de tortura más comunes incluyen patadas, puñetazos y bofetadas, palizas con cables y tuberías y el uso de dispositivos de descarga eléctrica.
La UNAMA recogió más de 200 casos de castigos crueles, inhumanos o degradantes, incluido el apaleamiento a unos comerciantes por no asistir a la mezquita, además de más de 100 casos de uso excesivo de la fuerza.
Desde el final de la guerra, la seguridad ha mejorado enormemente en todo el país con una gran caída en el número de civiles muertos.
Sin embargo, los talibanes, conocidos por su brutal régimen de terror entre 1996 y 2001, han restringido de manera drástica las libertades de los afganos, sobre todo las de las mujeres y las niñas.
La misión de Naciones Unidas dispone de 87 informes de violencia contra mujeres y niñas, entre los que figuran asesinatos, violaciones, suicidios, matrimonios forzados -incluyendo de niñas-, agresiones y lesiones, así como dos casos de asesinatos por honor. Ninguno de ellos se registró en la justicia ordinaria.
Entre los casos recopilados se encuentra el de una pareja que fue lapidada públicamente tras ser acusada de haber mantenido una aventura amorosa.
La jefa de la misión de los derechos humanos en Afganistán, Fiona Frazer, indicó que «prevalece la impunidad» y reconoció que puede existir un subregistro de denuncias.
Frazer expresó su preocupación por la participación de la policía religiosa y el servicio de inteligencia de los talibanes en los abusos.
Asimismo, la misión de Naciones Unidas precisó que más de 700 civiles habían muerto y que al menos 1.400 personas habían resultado heridos por los ataques atribuidos sobre todo a la rama local del Estado Islámico, así como a minas sin explotar.
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