La confianza será uno de los principales retos del entrante presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, para asegurar que siga la inversión en el país y asegure un crecimiento económico en niveles que eviten complicaciones fiscales, dijo el martes un directivo de Moody’s.
«La inversión jugará un rol muy importante para tener un nivel de crecimiento más cercano al 3,5% o 4% en el mediano plazo y esto se da a raíz de la confianza», dijo Renzo Merino, vicepresidente senior y analista principal para Colombia en Moody’s.
«Si no hay confianza para que los inversionistas sigan invirtiendo en el país, ya sean domésticos o externos, estas condiciones no se podrían dar y si hay un crecimiento menor al 3% por ejemplo, podríamos ver ciertas complicaciones fiscales», agregó en una conferencia en Bogotá.
Merino puso como ejemplo el caso de México, al que rebajó a comienzos del mes su nota soberana a «Baa2» desde «Baa1».
El directivo de Moody’s destacó que este año la economía de Colombia va a crecer por encima del promedio de la región.
El Gobierno revisó su meta de crecimiento económico para este año a un 6,5% desde una original de 5%, en línea con lo esperado por los analistas.
No obstante, los agentes proyectan una desaceleración para el próximo año a un 2,5% en promedio.
Petro, un actual senador y exguerrillero, se posesionará como presidente en agosto y ha despertado incertidumbre entre los inversionistas y empresarios por sus propuestas como evitar la firma de nuevos contratos de exploración petrolera y una ambiciosa reforma tributaria para recaudar unos 50 billones de pesos adicionales al año (11.206 millones de dólares).
«En el escenario neutral (…) creemos que una reforma apoyaría a mantener el gasto social que se empezó en la pandemia y que podría ayudar a continuar recuperando lo que se había avanzado en cuanto a pobreza y desigualdad y que también continúe apoyando una baja en déficit fiscal, ya sea gradual pero en línea con la regla fiscal», dijo Merino.
Además, Merino destacó que el nuevo gobierno deberá asegurar el cumplimiento de una regla fiscal, así como manejar las tensiones sociales, tras un estallido de huelgas y protestas el año pasado, que implica un riesgo político así como una percepción de riesgo de los inversionistas.
(Reporte de Nelson Bocanegra, Editado por Manuel Farías)