Aunque el menor presentaba muerte cerebral, el factor determinante para la desconexión, y la posterior muerte, este sábado, emanó de una larga disputa judicial que se libró en diferentes niveles, involucrando incluso al Tribunal Europeo de DD. HH. , en el que la justicia, o quienes la administran, dieron la razón al hospital que advertía la pertinencia de la desconexión del niño, en tanto, médicamente, no tenía esperanzas de recuperarse.
Parte de los esfuerzos de la familia, estaba en la posibilidad de trasladar al menor a otro hospital, si el Royal London no les iba a permitir la posibilidad de seguir manteniendo a su hijo con vida, abriendo la posibilidad de que este pudiera ser llevado a un hospicio; centros especializados en cuidado de personas con enfermedades terminales; no obstante, la justicia apuntó que determinar dicho traslado, estaba fuera de sus competencias.
En ese sentido, los representantes del Hospital Royal London, también habían advertido que dicho desplazamiento no era recomendable, en tanto podría afectar aún más el débil estado en que se encontraba el menor.
Según recogen medios internacionales, la justicia británica también había apuntado que su deber era velar por los mejores intereses para sus ciudadanos, y que el mantener al menor en su estado, vivo y supeditado a la asistencia de maquinas, ‘no representaba los mejores intereses’, aunque algunos de los jueces en Reino Unido, se habían manifestado partidarios de la opción del traslado al hospicio.
Triste y lamentable, así puede ser calificada una noticia originada este sábado desde Londres, Reino Unido, donde, pasado el mediodía, autoridades médicas confirmaran el deceso de un menor de 12 años, identificado como Archie Battersbee, quien en las últimas semanas había centrado la atención pública en medio de la lucha que adelantaban sus padres, para evitar que este fuera ‘desconectado’ de la ayuda artificial que lo mantenían con vida, tras ser declarado paciente con muerte cerebral.
Esta noticia pone fin a la larga historia del caso de la familia Battersbee, un viacrucis que atravesaban desde el pasado mes de abril, cuando el menor fue hallado inconsciente, en extrañas circunstancias, al parecer, tras sufrir un accidente derivado de la realización de un llamado ‘reto viral’.
La noticia de la muerte de Battersbee, fue confirmada, según medios internacionales, por su propia madre, la señora Hollie Dance, quien confirmó que el hospital Royal London, había hecho efectiva la orden judicial de desconectarlo.
Visiblemente compungida por la muerte del menor, la madre se manifestó “orgullosa” de su hijo, a quien se refirió como “precioso”, exaltando que este había luchado ‘hasta el final’ por mantenerse con vida.
Según precisan medios internacionales, la lucha de la familia, que no fue atendida, o respondida por las autoridades judiciales de Reino Unido, en favor de los padres, abogaba porque se permitiera seguir al joven aferrado a la vida a través de la asistencia artificial, dada su condición vegetativa, la misma en la que se encontraba desde la primera semana de abril, cuando sus padres se percataron de lo sucedido, al encontrarlo en su residencia en la localidad de Southend, en el sureste de Inglaterra.
El reporte de las autoridades señala que, al momento en que, en aquella fatídica fecha, los padres encontraron al menor inconsciente, este tenía una cuerda atada alrededor de su cabeza, por lo que se asumió que había sido víctima de un accidente mientras adelantaba algún reto de redes sociales.
Aunque el menor presentaba muerte cerebral, el factor determinante para la desconexión, y la posterior muerte, este sábado, emanó de una larga disputa judicial que se libró en diferentes niveles, involucrando incluso al Tribunal Europeo de DD. HH. , en el que la justicia, o quienes la administran, dieron la razón al hospital que advertía la pertinencia de la desconexión del niño, en tanto, médicamente, no tenía esperanzas de recuperarse.
Parte de los esfuerzos de la familia, estaba en la posibilidad de trasladar al menor a otro hospital, si el Royal London no les iba a permitir la posibilidad de seguir manteniendo a su hijo con vida, abriendo la posibilidad de que este pudiera ser llevado a un hospicio; centros especializados en cuidado de personas con enfermedades terminales; no obstante, la justicia apuntó que determinar dicho traslado, estaba fuera de sus competencias.
En ese sentido, los representantes del Hospital Royal London, también habían advertido que dicho desplazamiento no era recomendable, en tanto podría afectar aún más el débil estado en que se encontraba el menor.
Según recogen medios internacionales, la justicia británica también había apuntado que su deber era velar por los mejores intereses para sus ciudadanos, y que el mantener al menor en su estado, vivo y supeditado a la asistencia de maquinas, ‘no representaba los mejores intereses’, aunque algunos de los jueces en Reino Unido, se habían manifestado partidarios de la opción del traslado al hospicio.