El Consejo Municipal de Trípoli culpa a la clase política dominante de Libia por el deterioro de la situación en la capital.
La escalada de violencia amenaza con destruir la calma relativa de la que ha gozado el país del norte de África durante la mayor parte de los dos últimos años.
Al menos 13 civiles murieron y más de 95 resultaron heridos en enfrentamientos entre milicias rivales en barrios residenciales de Trípoli desde la noche del viernes hasta este sábado 27 de agosto. Según el Ministerio de Salud, 64 familias han sido evacuadas de las zonas aledañas a los combates.
La misión especial de la ONU en Libia (UNSMIL) urgió «al cese inmediato de las hostilidades» entre las milicias rivales. «Naciones Unidas en Libia están profundamente preocupadas por los enfrentamientos armados en curso, incluidos los bombardeos medios y pesados indiscriminados en barrios poblados por civiles en Trípoli, que según informes están causando víctimas civiles y daños a instalaciones civiles, incluidos hospitales», expresó la misión en un comunicado.
Los choques armados también afectaron la residencia del alcalde de Trípoli y una bala alcanzó al comediante libio Mustafa Baraka mientras hacía una transmisión en directo por redes sociales. Baraka, quien murió tras el impacto del proyectil, era conocido por burlarse de las milicias y la corrupción.
El Ministerio de Salud también anunció a través de un comunicado que seis hospitales y centros médicos en la capital fueron bombardeados, y los equipos de ambulancias retenidos para evacuar a los civiles, en actos que «equivalen a crímenes de guerra».
Dos gobiernos que quieren tener el poder de Libia
Uno tiene su sede en Trípoli y es dirigido por Abdelhamid Dbeibah desde 2021, jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), como resultado de un proceso de paz liderado por Naciones Unidas tras un anterior ciclo de violencia.
El otro Gobierno que se disputa el poder está encabezado por el exministro del Interior Fathi Bashagha, radicado en Sirte, en el centro del litoral del país y cuenta con el apoyo del mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del este.
Las dos administraciones se acusaron mutuamente de este último estallido de violencia, que causó importantes daños. Tanto Dbeiba como Bashagha cuentan con el apoyo de las milicias, que se están movilizando en las últimas semanas para tratar de entrar en Trípoli y desalojar a su rival.
«Es imperativo también que todas las partes se abstengan de utilizar cualquier forma de discurso de odio e incitación a la violencia», pidió UNSMIL.
Un intento en mayo por parte de Bashagha de instalar su gobierno en Trípoli desencadenó enfrentamientos que terminaron con su retirada de la capital.
Entretanto, el embajador de EE. UU. en Libia, Richard Norland, instó a reducir la escalada «antes de que las cosas empeoren» y a los partidos libios a acordar una fecha temprana para las elecciones.
La Liga Árabe llama al diálogo entre las partes
El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgheit, se mostró este sábado «muy preocupado» por los enfrentamientos entre milicias rivales en Tripolí.
«Me siento muy preocupado por la situación en Trípoli y pido a todos que asuman sus responsabilidades (…) invito a todos al diálogo y a no usar las armas», dijo Abulgheit en su cuenta en Twitter.
Por su parte, Qatar invitó a las partes a «evitar la escalada y el derramamiento de sangre» y a «proteger a los civiles y las instalaciones civiles como prioridad máxima».
«Qatar renueva su pleno apoyo a la vía política en Libia, a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y a todas las soluciones pacíficas que preservan la unidad, la estabilidad y la soberanía de Libia», dijo el Ministerio de Exteriores catarí en un comunicado.
Estos enfrentamientos son los más violentos desde la aparición en febrero de una administración paralela al GUN, con la designación de Bashaga como primer ministro por parte del Parlamento, controlado por el mariscal Jalifa Haftar.
La nación, rica en petróleo, se sumió en el caos después de un levantamiento respaldado por la OTAN que derrocó y mató al autócrata Muamar al Gadafi en 2011.
Con AP, AFP y EFE
Los miembros del Consejo Municipal de Trípoli en Libia han perdido la calma después de que estallaron enfrentamientos entre milicias respaldadas por sus dos administraciones rivales que dejan 13 civiles muertos. El deterioro de la situación hace temer el regreso a la violencia en medio de un largo estancamiento político. Hay seis hospitales afectados. La ONU y la Liga Árabe piden el “cese inmediato de las hostilidades”.
El Consejo Municipal de Trípoli culpa a la clase política dominante de Libia por el deterioro de la situación en la capital.
La escalada de violencia amenaza con destruir la calma relativa de la que ha gozado el país del norte de África durante la mayor parte de los dos últimos años.
Al menos 13 civiles murieron y más de 95 resultaron heridos en enfrentamientos entre milicias rivales en barrios residenciales de Trípoli desde la noche del viernes hasta este sábado 27 de agosto. Según el Ministerio de Salud, 64 familias han sido evacuadas de las zonas aledañas a los combates.
La misión especial de la ONU en Libia (UNSMIL) urgió «al cese inmediato de las hostilidades» entre las milicias rivales. «Naciones Unidas en Libia están profundamente preocupadas por los enfrentamientos armados en curso, incluidos los bombardeos medios y pesados indiscriminados en barrios poblados por civiles en Trípoli, que según informes están causando víctimas civiles y daños a instalaciones civiles, incluidos hospitales», expresó la misión en un comunicado.
Los choques armados también afectaron la residencia del alcalde de Trípoli y una bala alcanzó al comediante libio Mustafa Baraka mientras hacía una transmisión en directo por redes sociales. Baraka, quien murió tras el impacto del proyectil, era conocido por burlarse de las milicias y la corrupción.
El Ministerio de Salud también anunció a través de un comunicado que seis hospitales y centros médicos en la capital fueron bombardeados, y los equipos de ambulancias retenidos para evacuar a los civiles, en actos que «equivalen a crímenes de guerra».
Dos gobiernos que quieren tener el poder de Libia
Uno tiene su sede en Trípoli y es dirigido por Abdelhamid Dbeibah desde 2021, jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), como resultado de un proceso de paz liderado por Naciones Unidas tras un anterior ciclo de violencia.
El otro Gobierno que se disputa el poder está encabezado por el exministro del Interior Fathi Bashagha, radicado en Sirte, en el centro del litoral del país y cuenta con el apoyo del mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del este.
Las dos administraciones se acusaron mutuamente de este último estallido de violencia, que causó importantes daños. Tanto Dbeiba como Bashagha cuentan con el apoyo de las milicias, que se están movilizando en las últimas semanas para tratar de entrar en Trípoli y desalojar a su rival.
«Es imperativo también que todas las partes se abstengan de utilizar cualquier forma de discurso de odio e incitación a la violencia», pidió UNSMIL.
Un intento en mayo por parte de Bashagha de instalar su gobierno en Trípoli desencadenó enfrentamientos que terminaron con su retirada de la capital.
Entretanto, el embajador de EE. UU. en Libia, Richard Norland, instó a reducir la escalada «antes de que las cosas empeoren» y a los partidos libios a acordar una fecha temprana para las elecciones.
La Liga Árabe llama al diálogo entre las partes
El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgheit, se mostró este sábado «muy preocupado» por los enfrentamientos entre milicias rivales en Tripolí.
«Me siento muy preocupado por la situación en Trípoli y pido a todos que asuman sus responsabilidades (…) invito a todos al diálogo y a no usar las armas», dijo Abulgheit en su cuenta en Twitter.
Por su parte, Qatar invitó a las partes a «evitar la escalada y el derramamiento de sangre» y a «proteger a los civiles y las instalaciones civiles como prioridad máxima».
«Qatar renueva su pleno apoyo a la vía política en Libia, a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y a todas las soluciones pacíficas que preservan la unidad, la estabilidad y la soberanía de Libia», dijo el Ministerio de Exteriores catarí en un comunicado.
Estos enfrentamientos son los más violentos desde la aparición en febrero de una administración paralela al GUN, con la designación de Bashaga como primer ministro por parte del Parlamento, controlado por el mariscal Jalifa Haftar.
La nación, rica en petróleo, se sumió en el caos después de un levantamiento respaldado por la OTAN que derrocó y mató al autócrata Muamar al Gadafi en 2011.
AP, AFP y EFE