Brendan Fraser era una estrella y el domingo 4 de septiembre comprobó que lo sigue siendo. «La momia”, «Al diablo con el diablo” y «George de la selva” figuran entre sus actuaciones más recordadas por toda una generación que veía en este hombre de cara bonachona y sonrisa fácil un héroe menos apegado a los estereotipos del musculoso inalcanzable. Pero su carrera empezó a declinar cuando las lesiones provocadas por su afán de hacer él mismo las escenas de acción, y otros problemas más allá del campo de la actuación, como su divorcio, lo fueron alejando de las luces.
Pero volvió. Y pudo saborear, como ya había hecho antes en encuentros con fanáticos, que los espectadores lo siguen teniendo en la memoria. Esta vez la prueba duró seis minutos, seis minutos en que el público presente en el Festival de Venecia aplaudió de pie al actor, que protagoniza a un obeso mórbido que busca la salvación en la película «The Whale”.
Tan larga fue la demostración de afecto que Fraser no pudo aguantar las lágrimas. «Simplemente estoy intentando aguantar. Gracias por esta maravillosa acogida, deseo que esta película cause la misma profunda impresión que provocó en mí», dijo el actor, que pasó de esos papeles de héroe no excesivamente atlético a interpretar a un hombre de 266 kilos que está varado en su sofá, conectado con el exterior solo por las clases que imparte a través de su computadora.
Se trata del retorno de Fraser a las grandes ligas tras su última película más o menos exitosa, «Decisiones extremas”, de 2010. Sumido en una depresión tras ser víctima de acoso por parte de un periodista, un complejo divorcio, la muerte de su madre y otras tragedias, el actor deambuló en producciones de bajo presupuesto hasta que en 2020 fue elegido para rodar «The Whale”, una historia de redención que ya lo pone como candidato al Oscar.
Fraser, de 53 años, ha trabajado para conseguir un aspecto perturbador, gracias también a la prótesis de un barrigón de 130 kilos de peso. «Tuve que aprender a moverme de un modo nuevo, desarrollé músculos que no sabía que tenía, sentí vértigos al final de la jornada cuando me quitaban la prótesis por una sensación ondulante como cuando bajas de una góndola en Venecia», rememoró.
En las redes sociales la ovación y la emocionante reacción del actor ha causado revuelo, en gran medida porque Fraser es el símbolo de los «juguetes rotos” de Hollywood, aquellas estrellas que pasan de la cima al infierno en poco tiempo, aunque en este caso parece que habrá redención para uno de los rostros más queridos de los noventa.
EFE