El general responsable de la invasión es hijo de una madre ucraniana. El hombre más leal a Putin comienza a cometer errores logísticos que impactan en la imagen de un ejército que se creía infalible.
Los desaciertos del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, inquietan al Kremlin. Las operaciones militares, en muchos casos atascadas por problemas logísticos, en la mira de Vladimir Putin.
Después de la invasión de Crimea en 2014, el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, integra el círculo de leales a Vladimir Putin, siendo uno de los tres hombres con códigos para una acción con armamento nuclear. Es quien aplica sin discutir cualquier orden.
Shoigu, hijo de madre ucraniana, nació el 21 de mayo de 1955 en Tuva, de donde era su padre, cerca de Mongolia. En 2007, ese lugar ocupó un lugar destacado en las noticias rusas, ya que Putin la eligió entre 88 regiones para recibir al Príncipe Alberto II de Mónaco. La importancia de este lugar radica en su riqueza cultural y belleza natural, lo que atrajo a Putin a pasar momentos de descanso allí y lo que habría estrechado sus vínculos y simpatías con Shoigu.
El ahora general se graduó en un Instituto Politécnico en Siberia con un título en ingeniería civil en 1977, luego ascendió en las filas de la industria de la construcción hasta convertirse en ejecutivo. En 1998, se unió al Partido Comunista de la Unión Soviética, donde forjó su carrera política en Moscú durante la década de los 90, en especial como Ministro de Protección Civil, funcionario responsable de las situaciones de emergencias, desastres naturales e incidentes con quien el Kremlin tildara de “terroristas”. Fue ascendido, para permanecer hasta hoy, como ministro de Defensa en 2012 cuando Putin retornó a la presidencia, luego de Dmitri Medvedev.
Aunque de bajo perfil, el ladero de Putin, no supo dar en 2015 respuestas sobre las acusaciones de corrupción que pesan desde ese momento sobre él. Una investigación por manejos turbios dio cuenta que Shoigu posee en secreto una mansión de 18 millones de dólares en las afueras de Moscú.
Gustos compartidos, la afición por la pesca y la de cabalgar con el torso desnudo, construyó una relación. Hoy es es sin duda el más leal al presidente de entre los fieles colaboradores.
Gustos compartidos, la afición por la pesca y la de cabalgar con el torso desnudo, construyó una relación. Hoy es es sin duda el más leal al presidente de entre los fieles colaboradores.
La revelación y publicación de fotografías estuvieron a cargo del ahora preso político, Alexei Navalny, responsable de la Fundación Anticorrupción de Rusia, bajo el título: El palacio más cortés. El nombre hace referencia a cómo el propio ministro nombró a las tropas que lucharon contra Ucrania y a sus eslóganes sobre “ciudades conquistadas cortésmente”.
En el séptimo día de la ofensiva rusa, y aunque la invasión se ha tornado extremadamente violenta sobre puntos civiles, la invasión del Kremlin empiezan a reflejar graves problemas logísticos, mientras los ucranianos intentan fortalecerse. La voracidad del equipamiento ruso repetidamente se atasca por la resistencia en cada una de las ciudades agredidas.
En el Kremlin comienza a inquietar ciertos gestos de Shoigu. Una transmisión mostró al presidente ruso haciendo declaraciones condenando las sanciones y ordenando al país que ponga sus fuerzas nucleares en estado de alerta. Una imagen desde una enorme mesa donde dicta Putin sus pretensiones.
Pero en el Kremlin comienza a inquietar ciertos gestos de Shoigu. Una transmisión mostró al presidente ruso haciendo declaraciones condenando las sanciones y ordenando al país que ponga sus fuerzas nucleares en estado de alerta. Una imagen desde una enorme mesa donde dicta Putin sus pretensiones.
En ese Consejo de Seguridad, una reunión con el jefe de las Fuerzas Armadas Valery Gerasimov y Shoigu, empezaron a narrarse fricciones. Fue el ministro de Defensa el que llamó la atención.
Mientras los contratiempos del ejército ruso están expuestos, la incomodidad de Shoigu en ese encuentro se hizo notar. Los errores logísticos del ejército con problemas para imponerse a otro más débil en la primera semana de invasión, acrecientan este posible malestar.
¿Pensará igual que Putin? Para Mark Galeotti de Mayak Intelligence, un experto analista en las agencias de seguridad de Rusia, Shoigu “es un fuerte defensor de los intereses nacionales, pero no tiene los mismos sentimientos antioccidentales viscerales que el resto”.
Otros marcan algunos detalles de su mentalidad. El ministro de Defensa cambió el protocolo para los uniformes militares rusos. Bajo sus órdenes, desde 2017 se lo rehizo de tal forma que volvieran a parecerse a los conjuntos soviéticos de 1945.
Para otros, Shoigu, de 66 años, no es de San Petersburgo como la mayoría de los amigos de Putin. Lejos de esos oligarcas, atacados ahora por la artillería financiera con que los sanciona occidente, el militar solo contaría con la benevolencia del presidente ruso. Fortaleza y a la vez debilidad que lo podrían hacer prescindible, reemplazable en cualquier momento.
El Consejo de Seguridad dejó otro interrogante. Mientras los convocados se limitaron a decir que, por supuesto, coincidían con el presidente en reconocer la independencia de las dos repúblicas del Donbass, el ministro fue mas allá. El funcionario de Puti deslizó una acusación absurda sobre Ucrania al sostener que Kiev tendría capacidades “nucleares”.
“En Ucrania hay más tecnologías, especialistas y capacidades productivas que en Irán y Corea del Norte”, esputó. Sin adherir a la idea de su jefe sobre la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, su afirmación abrió especulaciones sobre lo que realmente el general está pensando.
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