Olivia Newton-John fue diagnosticada con cáncer, por primera vez, en el año de 1992. En aquella ocasión se trató de un cáncer de mama que la llevó a someterse en una mastectomía parcial y a una posterior cirugía de reconstrucción.
Desde aquel momento, 30 años atrás, se convirtió en un estandarte por la visibilidad de esta enfermedad y en un ejemplo en todo el mundo, y creó el Centro de Bienestar e Investigación del Cáncer Olivia Newton-John en Melbourne Australia.
Incluso en el comunicado de su familia apuntó que los fanáticos no envíen flores, más bien realicen donaciones a la señalada fundación.
Segunda fase del cáncer
Dos décadas más tarde, ya en 2013, se enfrentó a un segundo tumor en un su hombro. En aquella ocasión apenas habló de la enfermedad que la aquejaba. “La primera vez hablé libremente sobre el tema y la segunda vez pensé: ‘No necesito compartir esto, es mi vida’, así que decidí quedármelo para mí misma”.
Aunque la tercera ocasión que reveló que el cáncer no había abandonado fue en 2017. En aquella ocasión apareció un tumor en la zona lumbar revelando que la enfermedad empeoró al nivel de metástasis.
Enfrentó el cáncer con tratamiento médicos, dieta sana, terapias naturales y consumo de marihuana medicinal para controlar el dolor.
“Hay momentos. Soy humana, así que si me permito pensarlo puedo crear fácilmente un miedo enorme. Pero mi esposo siempre está allí, siempre está apoyándome, y yo creo que voy a superarlo. Esa es mi meta”.
Metastasis
Su cáncer se diseminó hasta el sacro. Al tratarse de metástasis las células cancerosas puede esparcirse localmente al moverse dentro del tejido normal circundante. También pueden extenderse regionalmente a los ganglios linfáticos, a los tejidos u órganos cercanos y diferentes partes del organismo.
Aunque la familia no confirmó si el deceso de Olivia estuvo directamente relacionado a su cáncer, que la aquejó por tres décadas, se ratificó que este padecimiento la obligó a retirarse de los escenarios cinco años atrás y la apartó del mundo del entretenimiento.
